Los resultados de las elecciones legislativas celebradas ayer, domingo 29, en Austria arrojan un inquietante resultado: FPÖ, el partido filonazi, se hizo con el 29,2% de los votos, alcanzando el primer lugar, adelantando al conservador ÖVP, hasta ahora primer partido -y que gobernaba en coalición con los ecologistas- que obtiene en los resultados provisionales un 26,5%. El partido socialdemócrata SPÖ sería la tercera fuerza, con el 21%, manteniéndose con el mismo resultado que en los anteriores comicios.

Este avance de la extrema derecha con 13 puntos más desde las elecciones de 2019 es una prueba más de la normalización de la extrema derecha en Europa y que de confirmarse estos resultados, podría postularse a gobernar.

Sin embargo, el FPÖ necesitaría un socio de gobierno y, por el momento, el resto de partidos han indicado que no gobernaran con la extrema derecha. También el ÖVP -que mantuvo una postura de cierta ambivalencia- ha confirmado que no apoyará a la extrema derecha, lo que pudiera suponer el acuerdo de una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas.

El actual canciller austriaco -ÖVP- ha manifestado que su partido está dispuesto a asumir las preocupaciones de los votantes del FPÖ, pero "eso no implica apoyar los métodos políticos" del líder ultraderechista.

De ser así, las malas noticias que llegan se Austria podrían mitigarse y convertirse en un buen ejemplo de cordón sanitario sólido para impedir que las fuerzas de extrema derecha puedan gobernar y llevar a cabo políticas regresivas antinmigración y contra de los intereses de las y los trabajadores.

La formación ultra austriaca fue fundada por antiguos nazis, registrando ahora mejores resultados de lo que pronosticaban los sondeos.

Desde 2021, cuando cambió el liderazgo en el FPÖ, la popularidad de la formación creció gracias a la indignación de los votantes por temas como la inmigración, la inflación y las restricciones de la pandemia de la covid-19, como ocurrió con otros partidos de extrema derecha en Europa.

El cordón sanitario debe funcionar, es responsabilidad de los partidos democráticos, como hemos visto recientemente en el Lander de Turingia (Alemania), donde la extrema derecha llegó en primer término, pero este mismo sábado fue elegido un presidente de la CDU con los votos de los partidos del arco democrático frente al candidato de la extrema derecha de la AfD. Es evidente que, frente a la ultraderecha populista, que ya gobierna en Estados muy relevantes en el marco europeo como Italia y Hungría, son los cordones sanitarios de los partidos realmente democráticos los que evitan el ascenso al poder de los xenófobos, racistas y sus leyes antisindicales.

UGT y sus compañeras y compañeros de la confederación austriaca de sindicatos, ÖGB, seguirán luchando contra los mensajes y políticas de la extrema derecha dialogando con las fuerzas democráticas para impedir el ascenso al poder de partidos de corte fascista, bajo cuya bandera envuelven políticas regresivas para el conjunto de la población en materia de derechos sociales y laborales.

Del mismo modo, el sindicato urge a las fuerzas progresistas a implementar políticas que otorguen derechos a la ciudadanía, especialmente en este momento, en el que tras las elecciones europeas del pasado mes de junio se consolidó y normalizó el auge de las fuerzas de ultraderecha en Europa.