Corregir las debilidades que pueden poner en riesgo la continuidad del crecimiento y del empleo

El CES aprueba su Memoria Anual sobre la situación socioeconómica y laboral de España

En el día de ayer, el Consejo Económico y Social aprobó su Memoria anual sobre la situación socioeconómica y laboral de España, señalando vulnerabilidades que pueden poner en riesgo la continuidad del crecimiento y del empleo.

Se trata de un diagnóstico consensuado por los agentes sociales y las representaciones de la sociedad civil sobre la situación del panorama económico, del empleo y las relaciones laborales y de la calidad de vida y cohesión social durante el último año.

A nivel económico, el CES señala que el crecimiento en la Unión Europea perdió impulso, en concreto cuatro décimas por debajo del año anterior. Sin embargo, en un entorno económico internacional de incertidumbre, la economía española, aunque registró una desaceleración, prolongó su ciclo expansivo, creciendo por encima de la media UE.

De hecho, el crecimiento de la economía española ha permitido la reducción de desequilibrios manifestados en la crisis, aunque persisten vulnerabilidades que ponen en riesgo la continuidad del crecimiento y la creación de empleo, como son la sostenibilidad de la deuda exterior, la deuda pública y privada, la situación del mercado de trabajo, el débil crecimiento de la productividad, la desigualdad en la renta y el riesgo de pobreza.

En nuestro país, la Memoria resalta que el crecimiento del PIB se ha sustentado en la demanda interna. La recuperación se ha comenzado a trasladar a la inversión en I+D+i y el turismo alcanzó cifras récord en el número de entradas. Sin embargo, la inversión pública no está remontando suficientemente con la recuperación económica, lo que supone renunciar a un instrumento clave del desarrollo a largo plazo.

Además, el organismo alerta de que la economía española se enfrenta a tres grandes cambios que requieren actuaciones de carácter estructural: de lo analógico a lo digital, de lo material a lo intangible y de lo lineal a lo circular.

Crece el empleo y se reduce la temporalidad

En relación al empleo, el CES destaca un crecimiento mayor que la medida europea, aunque queda más camino que en la UE para enjugar completamente los resultados negativos de la crisis. El promedio de empleo ha sido de 19,3 millones de personas, 503.000 más que en 2017 y 2,2 millones más que en 2013; un descenso de 2,6 millones de parados desde 2013 y un ligero crecimiento de la población activa.

En este sentido, se ha recortado dos puntos la tasa de paro, con una media anual del 15,4% y ha crecido el empleo indefinido un 3,1%, acercándose al ritmo de aumento del temporal (3,8%). La temporalidad sólo creció una décima, frente al incremento cercano a un punto en el periodo 2013-2017, situándose en media anual en un 26,8%. Y el empleo a tiempo parcial redujo también su ritmo de crecimiento en un 0,4%.

Sin embargo, es el colectivo joven el que más está sufriendo las mayores tasas de desempleo y la mala calidad del empleo que se genera. Se ha producido en este último año un retraso en sus tasas de empleo respecto a las que tenían antes y la temporalidad en las personas jóvenes está muy por encima de la de antes de la crisis: 85% en el tramo 16-19 años, y 70% en 20-24.

En relación a los salarios, el CES destaca una variación salarial del 1,78%, 3 décimas más que en 2017 y casi 7 décimas más que en 2016, destacando la influencia del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) en este sentido.  De esta forma, existe una progresiva recuperación de los niveles salariales nominales, dentro de un marco de moderación. El incremento salarial comparado con la inflación permitió el mantenimiento de los salarios pactados reales, e incluso una ligera elevación del poder de compra.

Calidad de vida y cohesión social

La situación social de la población da muestras de mejora. Hay más medidas en protección, inclusión y cohesión social, aunque no se ha superado del todo secuelas sociales de la crisis, ni se han afrontado decididamente retos como el cambio demográfico, que constituye el trasfondo de buena parte de los retos económicos y sociales que afronta España.

La complejidad del año, desde el punto de vista político, explica la atonía en la adopción de decisiones relevantes. Iniciativas importantes y esperadas para la protección, la inclusión y cohesión social no han conseguido salir adelante por la dificultad para alcanzar acuerdos. Se ha retrasado el necesario consenso sobre mejora del sistema educativo, sostenibilidad del sistema de pensiones, retos del sistema sanitario y de atención a la dependencia, gestión del agua o modelo energético y de sostenibilidad ambiental de nuestro país.
 
El CES destaca que, a pesar del descenso de la población con ingresos por debajo del umbral de pobreza, los niveles de renta siguen sin alcanzar los previos del periodo anterior a la crisis, lo que refleja desigualdad en el mercado de trabajo y la limitada capacidad de las políticas públicas para reducir la pobreza. No se han eliminado aún los riesgos de vulnerabilidad social.
 
El gasto en prestaciones sociales está también por debajo de la media europea, en particular en vejez, atención sanitaria, discapacidad, apoyo a la familia, vivienda social e inclusión social.
 
Además, se han producido insuficientes resultados de las políticas de medio ambiente, puestos de manifiesto por la pérdida de biodiversidad asociada al cambio climático, el abandono del medio rural, los retrasos en la planificación hídrica, el retroceso en los niveles de calidad del aire o el lento avance en la gestión de residuos.

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Fuente: UGT