La Coordinadora Confederal de la Unión de Técnicos y Cuadros de UGT y Vicepresidenta de EUROCADRES, Paula Ruiz, ha participado en el acto Gestión del talento: Formación y liderazgo profesional de la mujer en Capital Radio, con ocasión del Día Internacional de la Mujer. Ruiz ha desarrollado conceptos relevantes para explicar las limitaciones con las que se encuentran las mujeres en el entorno laboral, especialmente a la hora de llegar a cargos de responsabilidad.

Ha explicado que, si bien el techo de cristal representa la “barrera invisible que impide a las mujeres progresar laboralmente en las empresas”, el no tan conocido techo de cemento hace referencia a las “barreras internas que las mujeres se imponen a sí mismas de manera inconsciente en el momento de un ascenso en su carrera profesional”. También existe el  suelo pegajoso, que se refiere a “las tareas de cuidado y vida familiar que se atribuyen a la mujer y que la limitan a la hora de progresar en su carrera”, que suponen, según Ruiz, una “segunda carga laboral”. 

Esta suma de aspectos limitantes está fuertemente vinculada a los roles de género existentes en nuestra sociedad, que atribuyen a la mujer el cuidado del hogar y la familia. Esto se traduce en “tasas muy bajas de corresponsabilidad en los hogares” y acaba empujando a las mujeres a recurrir a reducciones de jornada y excedencias “para atender a hijos o familiares dependientes”. 

Por ello, las mujeres suelen verse forzadas a elegir entre “renunciar a la maternidad e intentar desarrollar una carrera exitosa” o formar una familia y aceptar un “trabajo de categoría inferior a sus posibilidades que les permita, en mayor o menor medida, compatibilizar su vida laboral, personal y familiar”. 

En este sentido, para acabar con el techo de cristal es necesaria una transformación a nivel empresarial y de consciencia, que cuente con medidas concretas y con la implicación de toda la sociedad. Según Paula Ruiz, “es responsabilidad de gobiernos y empresas establecer pautas de igualdad que reduzcan la brecha salarial, ayuden a la conciliación y faciliten el desarrollo profesional de las mujeres”. 

Paralelamente, son necesarios: por un lado, un cambio cultural que parta de las instituciones educativas y tenga impacto directo en las nuevas generaciones; por otro, un empoderamiento individual de las propias mujeres, que aúnen “fuerzas para romper las barreras que existen en la sociedad y en el ámbito laboral”. 

Es importante potenciar el liderazgo femenino y, según Paula Ruiz, hay que hacerlo desde cuatro puntos de vista: cognitivo, generando consciencia social; psicológico, transformando la autopercepción de las mujeres; económico, porque “el acceso a un trabajo te permite ser económicamente autónoma”; y político, a través de medidas “que permitan disminuir la brecha y provocar un impacto económico positivo en el mercado de trabajo”.