¿Crisis energética? Contener los precios y los beneficios
Fecha: 20 Mar 2022
Entrada en el blog "Valor Sindical" de Pepe Álvarez
El día 23 de marzo vamos a salir a la calle en toda España, porque este país requiere medidas urgentes y sociales inmediatas frente a la crisis energética.
Durante estas últimas semanas, se ha exacerbado un gravísimo problema que ya desde el segundo semestre del año pasado preocupaba a las familias y a las empresas: el precio de la energía. Sin duda, la injusta invasión de Ucrania y la situación internacional ha agravado la situación, y aunque España no dependa mucho del gas ni del petróleo ruso, las empresas energéticas se han servido de la coyuntura y su dominio en el mercado para seguir en una senda inflacionista que venía de antes. El problema del precio de la energía hunde sus raíces en el sistema de determinación de precios europeo y en la composición del mercado nacional de empresas energéticas.
El mercado español, tanto en el ámbito del petróleo como el de la electricidad, se caracteriza por la escasa competencia, lo que determina que cualquier subida en los precios de las materias primas se traslada de forma inmediata al consumidor. Y, por el contrario, cuando éstas caen, el precio se mantiene en los niveles anteriores, lo que aumenta el margen de beneficio empresarial. Cualquiera que utilice un coche y esté atento a las noticias de los medios de comunicación ha observado con perplejidad este fenómeno.
En el caso de la electricidad, el problema se agrava por el sistema de fijación de precios europeo que vincula al gas, la fuente de energía más cara actualmente, el precio de la totalidad del megavatio. La combinación de este sistema con la presencia de unas empresas depredadoras que no paran de adquirir beneficios y que no dudan en amenazar con desinversiones y deslocalizaciones si el Gobierno con alguna tímida medida intenta recortar aquellos, forma un coctel desesperanzador que elimina las esperanzas de recuperación, desboca una inflación creciente, agota los presupuestos de la clase trabajadora de un país en el que los sueldos son un 26.4% menores a los de la zona euro. Nos lleva, en fin, al desastre económico y social.