El BCE está cada vez más cerca de provocar una peligrosa recesión en las economías europeas

Fecha: 15 Dic 2022

La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores considera una pésima noticia la nueva subida de los tipos de interés, cuarta en lo que va de año, por parte del Banco Central Europeo (BCE), que ha anunciado hoy un incremento de 50 puntos básicos, hasta el 2,5%. Una trayectoria ascendente del tipo de interés que no tiene precedentes en la serie histórica de la institución, para la que se encuentran pocos ejemplos en la historia de los bancos centrales europeos y que puede conllevar un riesgo muy alto de recesión para la eurozona


Para UGT, en la crisis actual, con un escenario de contención de los salarios nominales y un abrupto descenso de los salarios reales, resulta engañoso sostener que la actuación del BCE se dirija a contener la eventual espiral inflacionaria que pueda provocar un conflicto de rentas. Sencillamente, no existen datos que lo respalden. No hay ningún indicio de “sobrecalentamiento” de las economías europeas, que vivieron en 2020 y 2021 una aguda caída de la actividad económica. De hecho, están recuperando ahora los niveles de producción de 2019 y, según todas las proyecciones de organismos oficiales, afrontan una importante disminución de sus expectativas de crecimiento en los años venideros, con el riesgo de recesión asomando a la vuelta de la esquina.

En este sentido, el sindicato señala que la agresiva vuelta a la normalidad monetaria parece una carrera suicida que amenaza con agotar las fuentes de financiación de las que depende la actividad inversora de las empresas, los servicios públicos, la política de transferencias de los estados y el acceso a la vivienda de los hogares. Los verdaderos efectos de segunda ronda son los beneficios extraordinarios de las compañías eléctricas y energéticas, a los que se suman, cada vez más nítidamente, los acumulados por las empresas de algunos sectores, que están aprovechando la coyuntura para inflar los precios e incrementar sus márgenes de beneficio sin aumentar salarios. El fuerte incremento de los precios de la energía y las materias primas está estrechando el presupuesto de hogares y empresas. Si se endurece el acceso a fuentes de liquidez, se resentirá la inversión y, con ello, lo hará el empleo. Pronto aparecerán los primeros problemas de solvencia y será al Estado el que deba intervenir. 

Riesgo cierto de recesión

Por ello, UGT considera que Europa no puede permitirse una vuelta al modelo de gestión de crisis de comienzos de la década pasada. No puede volver a caer en el error de ensayar una política monetaria restrictiva a la vez que cortocircuita todo mecanismo de financiación estable a escala comunitaria y, con ello, la posibilidad de que los estados compartan riesgos y de evitar que los problemas de liquidez terminen desencadenando problemas de solvencia. Una política monetaria restrictiva, sin amortiguadores que operen a escala europea y suavicen la caída, puede conducirnos a una probable recesión, con pérdida de empleo y crisis social. Y entraña un riesgo adicional, que a menudo pasa inadvertido. Si la respuesta monetaria termina induciendo una recesión, y con ello una espiral deflacionaria, la liquidez acumulada durante una década de laxitud monetaria puede ser aprovechada para adquirir a bajo precio activos y propiedades. 

Pérdida de rentas salariales, pues, destrucción de empleo e intensificación de la concentración de la riqueza. Son los efectos colaterales de una política, la de la normalización monetaria agresiva, que, como venimos denunciado desde UGT y ha denunciado también la CES en múltiples ocasiones, tiene un defecto fundamental. No se ha articulado con otras respuestas comunitarias igualmente audaces, capaces de frenar los riesgos más lesivos de la estrategia de estrechamiento de la demanda y de protección de la divisa común. Aunque el margen es cada vez más estrecho, aún hay tiempo para actuar. Sin embargo, la respuesta que se ofrece es solo incertidumbre, riesgo crecientes y aliento para movimientos nacionalistas y antidemocráticos. 


Fuente: UGT