El Secretario General de UGT, Pepe Álvarez, interviene en la jornada “La estrategia geoeconómica de China y sus implicaciones para Europa” organizada por el Barcelona Center for International Affairs (CIDOB)

Una jornada en la que ha reafirmado la importancia de la Unión Europea “para que el Partido Comunista chino pueda poner fin a sus prácticas de represión y permita los derechos y libertades fundamentales bajo las normas internacionales”. 

En este sentido, ha considerado que “la lucha por unas mejores relaciones laborales y un mejor reparto de la riqueza y el poder no va desligada a la mejora democrática. Cuando hablamos de democracia, tenemos que hablar, sobre todo, de democracia económica. El comercio internacional requiere una serie de mínimos laborales, sociales y democráticos”.

Y China no es el mejor ejemplo en este sentido. “Se trata de un país gobernado por un partido que es cada vez más represivo. Las continuas violaciones de derechos fundamentales, a nivel no solo general, sino también en el marco laboral y sindical, son continuas. No es un país seguro para las personas trabajadoras. Su modelo de negocio se basa en el crecimiento económico por encima de todo, ignorando los derechos de las personas. Hay que acabar con este modelo”, ha manifestado. 

Por ello, ha considerado imprescindible “reforzar el poder de los trabajadores y trabajadoras en China. La afiliación sindical y el diálogo social son herramientas esenciales para la democracia en el lugar de trabajo y desempeñan un papel clave en la construcción de sociedades democráticas e inclusivas”.

Además, ha señalado que la UE debe tener un papel fundamental en el progreso internacional de este país y de nuestro continente, con derechos. “El ejemplo del papel clave de la Unión cuando exige requisitos a la hora de establecer acuerdos comerciales es latente”, ha afirmado. “Ya lo hemos visto en otras ocasiones como, por ejemplo, el Acuerdo entre EEUU y la UE (TTIP). Las relaciones comerciales y de inversión entre Europa y China son muy importantes. Son dos entidades que tienen mercados estratégicos entre sí, ya que el volumen medio diario de transacciones supera los 1.500 millones de euros. Si las empresas europeas pueden competir y prosperar en es tos mercados, se beneficiarán ambas economías a través de una mayor productividad, actividad, exportaciones, innovación y competitividad global, pero siempre con derechos”.