El crecimiento económico debe llegar a todos, no a unos pocos

Fecha: 25 Feb 2016

​La economía española creció de media en términos interanuales un 3,2% en 2015, pero el crecimiento en España sigue sin consolidarse y sin trasladarse al bienestar de los ciudadanos y los trabajadores de nuestro país.

Nuestro modelo de crecimiento es muy dependiente de factores estacionales y tradicionales y muy vulnerable ante los vaivenes del ciclo económico internacional. La política económica, aplicada estos años, bajo el auspicio de la UE, ha agravado todos los problemas: hay menos empleo, éste es más precario y temporal, persiste la devaluación de rentas, se ha debilitado la negociación colectiva, se ha incrementado la desigualdad social y la población en riesgo de pobreza (cercana ya al 30%) y  ni siquiera se ha facilitado un cambio de modelo productivo.

Para que nuestra economía funcione para todos y no sólo para unos pocos, UGT reclamará al nuevo Gobierno que apueste por un crecimiento equilibrado, sostenible e integrador, cuyo eje sea la creación de empleo de calidad, que atienda las necesidades sociales y luche contra las desigualdades y facilite un nuevo modelo productivo basado en actividades industriales y de alto valor añadido.

Los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral del cuarto trimestre del año, publicados hoy por el INE, confirman que la economía española registró un crecimiento del 0,8%, tal y como señalaba el indicador adelantado, que se conoció el 29 de enero. Esta tasa coincide con la registrada en el trimestre anterior. Por su parte, el crecimiento anual, que se sitúa en el 3,5%, sube una décima respecto al trimestre anterior. De este modo, el año 2015 se cierra con un crecimiento interanual medio del 3,2%.

La contribución al crecimiento agregado de la demanda nacional es la misma que la registrada en el trimestre anterior, situándose en 4,1 puntos, y la demanda exterior mejora su aportación al PIB trimestral en una décima respecto al trimestre pasado, pero sigue en negativo (-0,6 puntos). Las exportaciones aceleran su crecimiento en ocho décimas, desde el 4,5% al 5,3%, y que las importaciones aceleran su ritmo de crecimiento en cinco décimas, pasando del 7,2% al 7,7%.

En cuanto a la situación de los principales componentes de la demanda interna, el gasto en consumo final de los hogares experimenta un crecimiento anual del 3,5%, una décima menos que la del trimestre anterior; el gasto en consumo final de las Administraciones Públicas aumenta siete décimas respecto al trimestre precedente, y presenta una variación interanual del 3,7%; y la formación bruta de capital fijo registra un crecimiento anual del 6,4%, tres décimas inferior a la del trimestre anterior. La inversión en bienes de equipo presenta un crecimiento del 10,9% en el cuarto trimestre, tres décimas menos que el trimestre anterior.

Por su parte, el empleo, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, registra una variación trimestral del 0,6%, una décima inferior a la experimentada en el trimestre anterior, y en términos anuales presenta una tasa de crecimiento del 3,0%, también una décima inferior a la anterior, lo que supone un aumento neto de 495.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un año.

Por último, la remuneración de los asalariados pasa del 3,8% al 4,3% en tasa anual, como consecuencia de la caída en cuatro décimas de la tasa de variación anual del número de asalariados (del 3,7% al 3,3%) y del aumento la remuneración media por asalariado en ocho décimas (del 0,1% al 0,9%). Así, el crecimiento del coste laboral por unidad de producto (CLU) se sitúa en el 0,4%, tres décimas por debajo de la variación experimentada por el deflactor implícito de la economía (0,7%). Por su parte, la variación anual del excedente bruto de explotación/ renta mixta bruta aumenta tres décimas, desde el 3,5% del trimestre anterior al 3,8% de este trimestre.

Valoración

Los datos publicados hoy ponen de manifiesto que crecemos en términos de PIB, solo eso. Porque ese crecimiento sigue sin consolidarse y sin trasladarse al bienestar de los ciudadanos y trabajadores de nuestro país. Además, nuestro modelo de crecimiento es tan dependiente de actividades y factores estacionales y tradicionales, que nuestra economía es muy vulnerable ante shocks externos y vaivenes del ciclo económico internacional.

A la desaceleración de la economía china, la incertidumbre de Grecia y la crisis de los países emergentes, acentuada por la bajada de precios de las materias primas, se une ahora una evolución a la baja de la bolsa española y un incremento de la prima de riesgo, provocados en buena medida por las amenazas europeas de ajuste inmediato tras la investidura del nuevo gobierno. Este Gobierno debe ser consciente de que la crisis sigue enquistada en nuestro país, debido a un modelo económico y productivo incompatible con el progreso social y la igualdad, e incluso con la propia estabilidad macroeconómica.

Un buen indicador de la debilidad de la recuperación económica es la evolución del empleo en España, que aunque en términos cuantitativos el balance es positivo, su avance está basado en el avance de la precariedad. Según los últimos datos de la EPA, la tasa de temporalidad se mantiene en el 25,7%, 1,4 puntos superior a la registrada en el mismo trimestre del año 2014 y el empleo a tiempo parcial involuntario se sitúa cerca del 62%. Además, avanza la precariedad en el desempleo: en el cuarto trimestre de 2015 el 59,5% de las personas desempleadas llevaba más de un año buscando empleo y un 43,6% llevan buscando empleo más de dos años. Y mientras, la tasa de cobertura está en caída libre.

En este escenario el consumo se resiente, y este hecho se refleja en la evolución de los precios, resultado de la persistente devaluación de las rentas de las familias. Los precios continúan con una atonía que resulta más preocupante si cabe dadas las perspectivas económicas internacionales. Una tasa de -1,6% refleja que la salida de la crisis todavía está muy alejada. La pérdida de poder adquisitivo de las familias se ve claramente reflejada en la imposibilidad de la economía española de salir adelante con perspectivas reales de recuperación.

Así las cosas, para UGT urge una modificación general de la política de rentas, para poder revitalizar la demanda interna, incrementando el poder adquisitivo de los funcionarios y pensionistas, y garantizando ganancias de poder adquisitivo a los trabajadores en el sector privado, en el marco del III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva 2015-2017 firmado por los interlocutores sociales el 8 de junio de 2015. Porque el enquistamiento del paro de larga duración, el deterioro de la calidad del empleo y la devaluación salarial han provocado una escalada de población en riesgo de pobreza o exclusión social, que alcanza ya casi al 30% de la población.

En resumen, el crecimiento al que asistimos en nuestro país es increíblemente inestable y delicado, y las políticas practicadas en España en los últimos años se han caracterizado por un debilitamiento de la estructura económica y una creciente desigualdad social. Además hoy existe la amenaza de una tercera recesión, pero en un escenario con menos industria, menos empleo y de peor calidad, y sin hay margen para aumentar la deuda pública.

Europa tiene la obligación de permitir el crecimiento de sus miembros y no puede continuar ahogando las economías en aras de un dígito de déficit público imposible de garantizar sin una estructura económica fuerte, capaz de aguantar los vaivenes derivados de variaciones coyunturales de precios de las materias primas o de alteraciones en la senda de crecimiento de países ajenos al área. Para ello es preciso que Europa asuma que nuestro país también debe participar de una política más expansiva, porque se trata de reconstruir el modelo social europeo: con una sociedad cohesionada, con igualdad de oportunidades y con derechos conseguidos mediante la negociación colectiva. Porque nuestra economía funciona mejor cuando funciona para todos y no sólo para unos pocos.

Por ello, UGT demanda un cambio radical en las políticas económicas, una apuesta firme por el crecimiento acompañado de empleo de calidad y rentas para las familias españolas, o no habrá tal crecimiento, porque además de la ser la clave para el crecimiento, es de justicia social una política salarial y de rentas que frene la precariedad y la desigualdad, situaciones del todo incompatibles con un escenario de recuperación económica. Para ello son necesarios buenos empleos, mejoras en la innovación empresarial y aumentos de productividad, junto con el desarrollo de políticas de distribución, en las que la negociación colectiva, que es donde se gesta la distribución primaria de la riqueza, tenga un papel fundamental.

Para UGT, la estrategia del nuevo Gobierno debe afrontar un triple reto: 1) lograr un crecimiento equilibrado, sostenible e integrador; 2) generar más y mejor empleo, de calidad y con derechos; y 3) aumentar el bienestar y la calidad de la ciudadanía en nuestro país, prestando especial atención a las desigualdades que las políticas aplicadas han aumentado hasta niveles insoportables.

Fuente: UGT