El FMI vuelve a corregir sus previsiones con un marcado sesgo ideológico
Fecha: 20 Ene 2015
UGT considera que las previsiones del Fondo Monetario Internacional carecen de credibilidad, considera que tienen poco fundamento y están condicionadas ideológicamente. El organismo, que revisa una vez más sus propias previsiones, justifica la revisión al alza del crecimiento en nuestro país en base a un mayor optimismo, un incremento del consumo, el aumento de productividad, los recortes salariales y el mejor comportamiento de las exportaciones, al tiempo que minimiza la evolución negativa de los precios en nuestro país.
UGT considera que la salida de la crisis pasa por una reactivación del consumo de las familias para lo que es necesario un crecimiento real de los salarios y un aumento del empleo de calidad. Asimismo aboga por impulsar un cambio de modelo de crecimiento y una distribución de la renta más justa.
De nuevo, como viene siendo costumbre, el Fondo Monetario Internacional ha procedido a recortar sus propias previsiones de crecimiento futuro. En esta ocasión, España es una de las dos grandes economías cuya revisión es al alza, junto con EEUU.
También esto viene siendo una costumbre: es la sexta revisión al alza desde octubre de 2013, en que dicha institución preveía que España crecería en 2015 un 0,8%, mientras hoy prevé un incremento del PIB español en 2015 del 2,0% y mantiene la previsión del 1,8% para 2016.
No dejan de ser previsiones, y no dejan de ser previsiones que se revisan cada tres meses. El FMI no se caracteriza por hacer las previsiones más acertadas, aunque indudablemente, a medida que se acercan las fechas, las previsiones son más certeras.
De este modo, la previsión de crecimiento para España del FMI para 2015 coincide con el 2% que estimó el Gobierno español en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2015; sin embargo, mientras en este caso la explicación se fundamentaba en la tendencia al crecimiento del gasto derivada de la buena evolución del mercado de trabajo (y del aumento de la renta disponible como consecuencia de la reforma fiscal), para el FMI la creación de empleo va a ser reducida, en comparación con la planteada por el Gobierno: 130.000 empleos en 2015 frente a los 348.000 que estima el Gobierno.
Con respecto a la revisión a la baja del crecimiento de la zona euro, lo que preocupa al FMI es el estancamiento con riesgo de inflación a la baja. No le parece significativo en el caso de España, con un Índice de Precios Armonizado que se sitúa en el -1-1%, un punto por debajo de la media de la zona euro.
En opinión del FMI, entre los factores que motivan la revisión al alza del crecimiento en España destaca el mayor optimismo, que incrementa el consumo, el aumento de la productividad, los recortes salariales y el mejor comportamiento de las exportaciones.
El Fondo prevé que continúe aumentando el consumo, pero en paralelo prevé que el paro se mantenga en niveles muy elevados.
Aunque la credibilidad de las previsiones del FMI ya hace tiempo que está muy deteriorada, achacar el crecimiento a que va a aumentar el consumo, previendo crecimiento del empleo muy reducido y basándolo en los recortes salariales, supone hacer afirmaciones con muy poco fundamento. O muy ideológicamente fundamentadas.
En España, como en la zona euro e incluso más, por estar más acentuado, el peligro de la evolución negativa de los precios es evidente. La consolidación del crecimiento requiere por tanto que el incremento del consumo sea sostenible, ya que de lo contrario, no habrá inversión, en una economía donde la pérdida de ingresos por ventas ha supuesto durante los últimos años el cierre masivo de empresas.
Efectivamente, la salida de la crisis pasa por una reactivación del consumo de las familias, que solo será posible si además de un crecimiento real de los salarios de los trabajadores se produce un verdadero aumento del empleo de calidad.
El inicio de la recuperación ha venido marcado por un tímido aumento del empleo, que las estadísticas ponen de manifiesto que se trata de un empleo más precario, de peor calidad, con más temporalidad y mayor parcialidad involuntaria y con salarios más bajos.
Además, el auge del empleo parcial involuntario está acompañado por un incremento de las horas efectivas trabajadas a la semana por los empleados a tiempo parcial, junto a un aumento del peso de las horas extraordinarias no pagadas.
UGT considera que hay que aprovechar el momento para crecer más y de forma más equilibrada, creando más y mejores empleos y favoreciendo un cambio de modelo de crecimiento y una distribución de la renta más justa. Para ello, los salarios deben aumentar en términos reales.
Por ello, la mejora salarial debe estar presente en la renovación del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, por lo que estamos planteando la exigencia de una política salarial que mejore el poder adquisitivo, acorde con la evolución de la productividad real y con cláusulas de revisión que aseguren la ganancia negociada en caso de desviaciones al alza de los precios.