Hay que impulsar un Plan de empleo que aborde las desigualdades por razón de género
Fecha: 17 Dic 2020
Cristina Antoñanzas, durante su intervención en la jornada sobre las desigualdades socioeconómicas de las mujeres en tiempo de crisis, denuncia que la brecha de género ha aumentado con la pandemia e insta a fomentar políticas activas de empleo con perspectiva de género
La Vicesecretaria General de UGT, Cristina Antoñanzas, ha denunciado que la Covid 19 ha tenido efectos más negativos sobre la situación laboral de las mujeres que sobre la de los hombres y que la tasa de paro de las mujeres es 4 puntos porcentuales superior a la de los hombres (en 2019 era de 3,55 puntos) Además, en los tres primeros trimestres del año la tasa de empleo cae más para las mujeres, que para los hombres (1,55 puntos, frente a 1,18 puntos).
Por tanto, más allá de los acuerdos alcanzados en el marco del diálogo social para hacer frente a esta pandemia es preciso impulsar un plan del empleo que corrija las brechas de género en el mercado de trabajo. “Las políticas activas de empleo tienen que realizarse con perspectiva de género y, al mismo tiempo, deben aplicarse las medidas correctoras para combatir las desigualdades entre mujeres y hombres en el empleo: como el desarrollo reglamentario de los planes de igualdad en las empresas y de igualdad retributiva”.
Dos herramientas fundamentales, acordadas en el marco del diálogo social, aunque la patronal se retirará en el último momento de la firma de las mismas, que permitirán “detectar y analizar las brechas salariales, para poder eliminarlas. Todas las empresas, independientemente del número de trabajadores, están obligadas en 2021 a tener un registro de salarios. Y todas las empresas, con más de 50 trabajadores, estarán obligadas a contar con un Plan de Igualdad”.
Antoñanzas, que ha hecho estas declaraciones durante su intervención en la jornada sobre las desigualdades socioeconómicas de las mujeres en tiempos de crisis, ha puesto en valor los acuerdos sobre los ERTE (el último, que finaliza el 31 de enero de 2021, incluye los mecanismos necesarios para ofrecer una protección que se adecue a diferentes escenarios y entornos) y las medidas de protección puestas en marcha en el marco del diálogo social. Y es que la pandemia ha evidenciado los agujeros y deficiencias que nuestro modelo social.
Respecto a los ERTE ha dicho que “será preciso evaluar, más adelante, todas estas medidas de manera permanente, porque si algo hemos aprendido de la anterior crisis es que los recortes y la austeridad extrema matan el crecimiento y el empleo y, sobre todo, hunden la calidad de vida de la mayoría social”.
Teletrabajar no es conciliar
La Vicesecretaria General ha remarcado que la Covid ha impuesto otra organización del trabajo, el teletrabajo o trabajo a distancia.
Antes de la pandemia, un 91,7% de la población nunca había teletrabajado, según Eurostat. Pero la situación cambia con la pandemia. Según datos de la EPA relativos al segundo trimestre de 2020, el 15,28% de las personas asalariadas (2.371.800) trabajaron desde su propio domicilio, más de la mitad de los días de su jornada, frente al 2,48% (413.700 personas asalariadas) en 2019. En el tercer trimestre de este año, el porcentaje de personas asalariadas que trabajaron a distancia más de la mitad de los días se situó en el 8.92% de la población asalariada.
Pues bien, en ambos trimestres fueron más las mujeres asalariadas que teletrabajaron, más de la mitad de los días de la jornada laboral, que los hombres. En el 2º trimestre, periodo en el que se produjo el confinamiento domiciliario, hay una diferencia de casi 5 puntos porcentuales, mientras en el 3º trimestre la diferencia entre hombres y mujeres asalariadas que trabajaron desde su domicilio se reduce a poco más de 1 punto (1,12pp).
Antoñanzas ha dicho que esto impulsó que, desde el diálogo social, “se consensuara una ley del trabajo a distancia y del teletrabajo que llenase el vacío de una regulación casi inexistente en España”. Una ley donde se aclara nítidamente que trabajar no es conciliar.
Y es que durante la pandemia la tarea de cuidados recayó de nuevo sobre las mujeres. Según datos de la Seguridad Social, de enero a junio de 2020, se han tramitaron 25.672 altas de excedencias por cuidado de familiar, 22.576 son mujeres, es decir casi el 88% y solo 3.096 hombres (el 12,06%). Estos datos confirman la misma situación que antes de la crisis sanitaria, 9 de cada 10 personas que piden la excedencia por cuidado de familiar son mujeres.
La ley del teletrabajo cambia el concepto erróneo de teletrabajar para conciliar o cuidar. Es una forma de organización de la empresa y las personas que trabajan a distancia o teletrabajadoras tienen los mismos derechos y obligaciones que cuando se trabaja de manera presencial en el centro de trabajo (jornada, horario, descansos, salario, complementos, pluses,…derechos contenidos en el Estatuto de los Trabajadores y el convenio colectivo de aplicación).
Además, a esta normativa ordinaria se suma la aplicación de dos derechos propios de las relaciones de trabajo a distancia: Elder echo a la dotación de los medios, equipos, herramientas y consumibles por parte de la empresa; y el derecho a la compensación de los gastos que se deriven del trabajo a distancia. Aplicable, siempre y cuando así se establezca por la negociación colectiva.