UGT ante las elecciones en Francia
La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas celebradas ayer domingo marca un preocupante resultado: la extrema derecha es la fuerza más votada en Francia.
Fecha: 01 Jul 2024
Con un aumento de la participación de casi el 20% frente a los comicios del 22, la ultraderechista Agrupación Nacional resultó vencedora de los comicios con un 33,15% de los votos, seguida por la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular, con un 27,99 %. Juntos por la República, la coalición del presidente Emanuel Macron, se descalabra con un 20,04 % y los Republicanos, la derecha tradicional, apenas consiguió el 6,57% de los votos.
Macron que, tras la debacle electoral de su partido en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, decidió adelantar las legislativas, no ha encontrado el apoyo que buscaba, más bien al contrario, ha conseguido movilizar al electorado ultra de Marine Le Pen. No es la primera vez que el partido de la política ultra se alza con la victoria en la primera vuelta de unas elecciones en Francia. Toca ahora altura de miras para que todos los partidos democráticos hagan un llamamiento a la movilización y al voto contra la amenaza lepenista personificada en su candidato Jordan Bardella.
El que fuera uno de los niños dorados de la política europea, Emanuel Macron, atesora en su legado el crecimiento y fortalecimiento de una masa electoral descreída del Estado debido al deterioro de los servicios públicos en el país y a medidas tan claramente impopulares como la reforma de las pensiones del pasado año, duramente contestadas por las organizaciones sindicales de Francia. Durante esa batalla, Macron consiguió que la ultraderecha francesa se reprodujese y volviera aún más radical, con la aparición del fenómeno Zemmour. Su “nueva política liberal” tiene hoy como resultados más evidentes el triunfo de Le Pen en primera vuelta y a uno de los países bandera de Europa en riesgo social, democrático y político.
La alta participación ha conseguido asimismo que, según el sistema electoral francés, haya pasado un elevado número de candidatos en tercera posición a segunda vuelta, lo que se conoce como “triangulares”, y que pueden debilitar la unidad del voto contra la ultraderecha en las elecciones el próximo domingo. En este sentido, el anuncio del líder izquierdista, Jean-Luc Mélenchon, de que no concurrirán a la segunda vuelta los candidatos de su coalición que hayan quedado terceros -de manera a aunar el voto demócrata- es una valiente, generosa e inteligente apuesta que debiera ser secundada por Macron y por la derecha tradicional que se niega a sumar sus votos a los de Le Pen. Es difícil hacer proyecciones de voto sobre los resultados de cara a saber cuál será el resultado de la semana que viene, pero si hay una buena noticia hoy es que es posible que Le Pen no se haga con la mayoría de los 577 escaños (ni siquiera en coalición con la parte de la derecha a la que ha conseguido atraer) si las personas que no han votado a su partido lo hacen por la segunda lista que concurra.
Le Pen, que sistemáticamente ha votado en el parlamento francés con Macron en contra del aumento del salario mínimo o de cualquier otra medida que beneficie a la clase trabajadora francesa ha anunciado un programa de gobierno tan peligroso como extremo, en el que se restringen libertades y derechos, procesos de extradición masivos, reducción de las ayudas sociales, privatización de servicios públicos, etc. Un escenario en el que la libertad, la igualdad y la fraternidad ya no serán bandera de Francia. Asimismo, la posible ascensión al gobierno de la Agrupación Nacional supondría un refuerzo de la extrema derecha en el cómputo global europeo, que se cobraría su siguiente gran pieza después de la lograda en Italia.
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) se solidariza con sus organizaciones hermanas francesas y apela a la movilización para la segunda vuelta, de manera que la democracia, el progreso y el bienestar en nuestro país vecino queden salvaguardados. UGT espera que las fuerzas políticas que se dicen demócratas sigan el ejemplo del izquierdista Nuevo Frente Popular y apoye a los candidatos contra Le Pen que más posibilidades tengan que lograr su escaño, retirando si fuera necesario a los propios. No es momento de salvar los muebles ni el ego, sino de hacer un servicio a la República y apostar por la democracia. Tras años de descabelladas políticas liberales que han traído a Le Pen a las puertas del poder, será el mejor y más noble ejercicio político posible. Seguir jugando a aislar a la izquierda, como parece querer hacer Macron, es dar alas a la ultraderecha y convertirse en su cómplice.