Durante los últimos días, el pueblo colombiano volvió a demostrar su deseo de cambio tras décadas de políticas antisociales, secuestro de la democracia por parte de las elites económicas y violencia contra los sindicatos, partidos y movimientos sociales críticos. Las protestas continúan creciendo. Además del paro nacional del pasado 28 de abril, las movilizaciones se extendieron a los días siguientes a todos los rincones del país andino.

La respuesta del gobierno del derechista Iván Duque ha sido reprimir violentamente dichas protestas causando, hasta el momento, la muerte a diecinueve personas y provocando heridas de gravedad a más de novecientas. El gobierno colombiano vuelve a optar a la vía de la violencia para contener el éxito de las pacificas protestas que han obligado a Duque a retirar el regresivo proyecto de reforma fiscal que promovía.

Ante el triunfo de las protestas y la negativa de Duque a emprender un dialogo con los sindicatos y organizaciones sociales de Colombia, dichas organizaciones han manifestado su intención de continuar exigiendo al gobierno reformas para garantizar derechos básicos, como una cobertura sanitaria digna, la aprobación de una renta básica, freno a las privatizaciones, cese de la violencia contra líderes sociales y un compromiso verdadero con la implementación del acuerdo de paz con las FARC, entre otras importantes demandas.

El comité nacional de paro ha señalado que el gobierno dispone de recursos suficientes para implementar esas necesarias medidas, ampliamente apoyadas por la ciudadanía colombiana que, por lo tanto, solo requieren del compromiso político del gobierno. Dando continuidad a las protestas, el comité nacional de paro ha convocado una gran movilización democrática para el próximo 5 de mayo, en el marco del paro nacional. Las organizaciones convocantes han informado que para su participación deberán cumplirse estrictamente las normas de seguridad sanitaria.

La Unión General de Trabajadores (UGT) apoya al conjunto del pueblo colombiano y especialmente a su clase trabajadora y organizaciones sindicales. La represión en Colombia debe terminar y Duque tiene la obligación atender las demandas democráticas de un pueblo que lleva demasiado tiempo olvidado por sus gobiernos. 

Por último, UGT insta al gobierno de España a que exija el respeto a los derechos humanos en Colombia, flagrantemente violados por el presidente Duque, y a reconsiderar su política de “aliados estratégicos” en Latinoamérica. La política exterior española debe priorizar el apoyo a los sectores democráticos en países hermanos como Colombia y construir una agenda que evite la obediencia a agendas ajenas o del servicio exclusivo al interés particular de la llamada “diplomacia económica”.