Los datos del IPC adelantado del mes de julio, publicados hoy por el INE, sitúan la inflación anual en un 2,8%, seis décimas menos que el mes de junio, hasta igualar el nivel más bajo desde febrero de este mismo año. Este descenso se explica por la bajada de los precios de la electricidad y de los alimentos.

Por su parte, la tasa subyacente, que recoge la inflación de componente más estructural, se reduce dos décimas respecto al mes anterior, con una variación anual del 2,8%.  De este modo, se sitúa al mismo nivel que la tasa general y alcanza el valor más bajo desde enero de 2021.

Por tanto, la senda de moderación en el ritmo de crecimiento de los precios sigue evolucionando favorablemente, a la espera de conocer los datos definitivos para valorar con más detalle el efecto de las bajadas del IVA en algunos alimentos. No obstante, los amplios márgenes sobre beneficios y el colchón financiero que presenta buena parte del tejido empresarial deben dar paso a una bajada de precios más intensa en aquellos productos que lideran el núcleo inflacionista.

Igualmente, también se debe seguir impulsando la senda de crecimiento salarial. En este sentido, el AENC 2023-2025 ha logrado frenar la pérdida de poder adquisitivo de las personas trabajadoras, con una subida salarial pactada en los convenios firmados este año del 4%, ocho décimas por encima de la inflación media (3,2%). Ahora toca trasladar estos incrementos al conjunto de los sectores productivos, además de aumentar la cobertura de las cláusulas de garantía salarial, esenciales para proteger a los trabajadores y trabajadoras ante cambios imprevistos en la inflación.