Los bajos precios deben favorecer las políticas expansivas necesarias en este momento
Fecha: 29 Jun 2020
Es el escenario idóneo para que el BCE y los presupuestos públicos impulsen la actividad económica
► Continúa la tendencia a la baja en los precios a pesar del aumento del 10% del precio de la electricidad en junio.
► Es necesario observar el comportamiento de los precios de los productos de primera necesidad tras el confinamiento porque es previsible que se produzcan alzas.
► Sería interesante analizar la variación de la estructura de consumo de los hogares durante la crisis, especialmente los precios de los bienes y servicios asociados al teletrabajo.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado hoy los datos del indicador adelantado del IPC del mes de junio, que alcanza el -0,3% anual, lo que constituiría el tercer dato consecutivo de inflación negativa, si bien supone una cifra 5 décimas mayor que el -0,8% observado en el mes anterior y, si se compara con el dato del mes de mayo, se observa una variación mensual del IPC del 0,5%.
Este comportamiento se explicaría fundamentalmente por el aumento del precio de la electricidad, ya que, según los indicadores del mercado para el segmento minorista, el Precio de Venta al Pequeño Consumidor ha registrado un aumento en el entorno del 10% en el mes de junio, lo que apuntaría ascensos en la inflación de este grupo cercana al 4%. Los precios del mercado eléctrico han encadenado una racha bajista desde mayo de 2019, de hecho, el dato de junio aún es un 18% inferior al dato del mismo mes del año anterior.
No es el único aumento intermensual en los precios minoristas que se ha producido desde mayo de 2019, lo que ha sucedido hasta el momento es que cada dato positivo en el último año se veía contrarrestado por otros en sentido contrario. La tendencia a la baja, según los expertos se veía muy determinada por los precios del mercado del gas en los mercados internacionales, pero factores locales, por ejemplo, los de naturaleza climática pueden determinar variaciones sobre la tendencia.
En cualquier caso, merece la pena comentar que los indicadores del mercado eléctrico mensual han registrado variaciones similares al alza en octubre de 2019 y enero de 2020, que luego no se han materializado como cambios de tendencia. Antes de dar por finalizada la racha de precios bajistas sería conveniente, al menos, esperar otro mes.
Asimismo, debe destacarse que la electricidad estaba en mayo un 17% más barata que en mayo de 2019.
Por otro lado, según el INE, los bienes COVID (que han seguido pudiendo consumirse sin restricciones durante las medidas de confinamiento) han descendido en tasa intermensual un 0.3%. La tasa interanual (comparado con el mismo mes del año anterior) es positiva, alcanzando un 2,3%, pero cinco décimas menor que el dato previo.
Factores energéticos ligados al parón económico mundial han situado a la inflación en el terreno negativo. Es de esperar que al relajarse las medidas extraordinarias que han afectado tanto a las economías de los hogares como a los mercados internacionales se produzcan alzas respecto a los recientes valores extraordinaria y coyunturalmente bajos.
Excluyendo factores transitorios, la inflación lleva moviéndose en cifras muy bajas desde la crisis de 2009. Esto proporciona un muy buen escenario para que se produzcan políticas de impulso a la actividad económica, tanto desde el Banco Central europeo como desde los presupuestos públicos.
Es oportuno que en estas circunstancias se preste especial atención a los precios de productos de primera necesidad, aunque por el momento no se han detectado ni alzas anormales ni situaciones de desabastecimiento en productos que han tenido sus precios controlados.
Por otro lado, cuando la emergencia se disipe, sería interesante estudiar cuanto y como la estructura de consumo de los hogares ha podido variar durante la crisis. Es muy posible que en muchos hogares esta haya incluido bienes y servicios asociados al teletrabajo, una información que resultaría de gran utilidad de cara a su necesaria regulación.