Pepe Álvarez: "El Gobierno no es tan de izquierdas. Le falta voluntad política contra la reforma laboral"
Fecha: 14 Sep 2020
Entrevista a Pepe Álvarez en el Grupo Vocento
Ha decidido hacer una gira para reunirse con los cargos territoriales del sindicato porque cree que su organización debe coger de nuevo velocidad de crucero. La pandemia y el estado de alarma también les ha afectado. Tanto, que sus estatutos no recogen la posibilidad de hacer un congreso telemático y ahí andan dándole vueltas al asunto, porque aunque lo han retrasado hasta mayo no saben muy bien cómo va a estar eso de juntar a cientos de personas en un mismo lugar. Pepe Álvarez, el secretario general de la Unión General de Trabajadores, está en fase crítica con el Gobierno. Cree que se mueven con lentitud en algunas cosas; les nota remolones en cambios que, en su opinión, ya deberían haberse producido; e incluso comienza a pensar que la CEOE ha ganado influencia en La Moncloa y sus aledaños. No entiende el retraso en la reforma de la reforma laboral, y se le nota en guardia y más que dispuesto a la batalla en el capítulo de las pensiones.
ERTE, ¿hasta cuándo?
– Deben durar tanto como la pandemia.
Con un coste brutal.
– Sí, pero si no lo gastas en el ERTE lo vas a tener que hacer en el desempleo, de ahí que el gasto sea inevitable. El esfuerzo que ha hecho el país para intentar mantener el mayor número de empresas, y con ello el mayor empleo posible, no se puede tirar por la borda. Y en relación con el coste, el Estado va a recibir un crédito de 21.000 millones a 30 años y sin interés. Da para financiarlo.
Bien, sin límite de tiempo. Pero usted no parece partidario de negociar unas condiciones de largo plazo sino de una revisión cada cierto tiempo, quizá trimestral.
– En efecto, creo que debemos tener claro que se alargarán, pero las condiciones concretas merece la pena revisarlas con frecuencia. Pactar ahora y revisar en diciembre es algo que nos parece lógico porque nadie es capaz de hacer previsiones en este escenario y los cambios son meteóricos.
Y sin descuentos…
– Es que pensar que le vas a rebajar la percepción a alguien que cobra 1.000 euros al mes resulta absurdo. La regulación de los ERTE no estaba pensada para una pandemia y hay que ponerle remedio a esa cuestión.
La negociación de cosas aparentemente sencillas se eterniza. También en este caso.
– En este país nos gusta tanto debatir… Hay días que pienso que el Gobierno quiere entretenernos con estas cosas para no entrar en otras que esperan sobre la mesa.
Andan enredados ahora en intentar pactar una regulación del teletrabajo. ¿Es necesario?
– Imprescindible. Aunque hay una parte que se debe dejar a la negociación colectiva, en un país lleno de pymes es necesario que al menos los aspectos fundamentales se regulen por ley. El chollo que ha supuesto para las empresas se va a terminar. No ha habido horarios ni de entrada ni de salida; el trabajador ha tenido que hacer frente a todos los costes, incluso los de remodelar el mobiliario de su casa para crear un espacio de trabajo.
La gran diferencia parece estar en a partir de qué momento se considera teletrabajo.
– No está siendo fácil la negociación con la CEOE sobre este asunto. Ya hemos cedido bastante admitiendo que se considere teletrabajo a partir del 20%. Esto es, a partir de un día a la semana. Aspirar al 30%, a día y medio, nos parece excesivo. Más bien una tomadura de pelo. Existe el riesgo de que nos eternicemos en la negociación y a eso también hay que ponerle coto. No debería pasar de finales de septiembre. Pero preferimos apostar por el pacto, porque garantiza algo duradero.
El Gobierno prometió hace ya mucho tiempo dar marcha atrás en la reforma laboral. ¿Encuentra alguna justificación al retraso?
– Hay algunos que creen que este Gobierno es muy de izquierdas. Nosotros creemos que no tanto. ¿La reforma laboral? Es sencillo, no hay voluntad política para hacerlo, nada más. Existe el respaldo parlamentario necesario para hacerlo. El PSOE habla mucho de esto cuando hay una campaña electoral, luego se diluye. Y Unidas Podemos tiene más voluntad, pero tiene el peso que tiene.
¿Cree que los empresarios han ganado influencia en el Ejecutivo?
– Eso existe y es cada vez mayor. En estos años han crecido muchas empresas multiservicio que ven peligrar su negocio con la reforma y presionan lo suyo. Y luego está eso de que hay un compromiso con la Comisión Europea. De verdad que nadie me dice dónde está escrito ese compromiso…
¿Se ha creído el nuevo plazo de que se hará antes de que finalice el año?
– Si fuese por creer… Lo que sí garantizo es que vamos a trabajar de lo lindo para que sea así. De lo contrario nos consolidaremos como un país de tercera.
Hachazos, no
Y también está el melón de las pensiones…
– Igual que espero que los empresarios no aprovechen la pandemia para hacer ajustes excesivos, también espero que no lo aproveche el Gobierno en el tema de las pensiones.
¿Teme un recorte?
– Si el Gobierno pretende darle un hachazo a las pensiones, que no cuente con nosotros. Otra cosa es que se puedan discutir detalles, fórmulas que contemplen condiciones flexibles. Todo se puede discutir, pero sin hachazos. España gasta poco en pensiones, apenas el 10% de su PIB. Alemania o Italia están en el 13%. Nuestro problema no está por tanto en el gasto, aunque también hay que sacar de la Seguridad Social algunas cosas que no tienen sentido ahí, sino de ingresos. Por cierto, ¿qué pinta el Banco de España opinando sobre pensiones?
Estamos a las puertas de un proceso de ajuste en muchas empresas. Algunas voces defienden que antes de asumir recortes de plantilla es preferible optar por una rebaja generalizada de salarios.
– No digo yo que en algún caso concreto ese escenario es admisible y si alguien nos demuestra, con datos en la mano, que eso es así podemos estudiarlo. Pero España no tiene un problema de salarios altos. Al contrario. Además siempre habrá un país más al Sur dispuesto a hacer las cosas más baratas. La clave es apostar por la tecnología. También hay que tener cuidado con la transición energética.
¿A qué se refiere exactamente?
– Me parece inaceptable una transición salvaje como la que se pretende. Que zonas de España que han aportado mucho al país con sus empresas ligadas a la energía puedan quedarse vacías es… injusto. Que se planteen cierres de minas o centrales eléctricas con un «ahí te quedas», sin alternativa, no es admisible. En eso de la España vacía las ideas no están claras.