UGT reclama aumentar la inversión en salud mental y convertirla en una prioridad
Fecha: 09 Oct 2020
Día de la Salud Mental
► Los países gastan menos del 2% de sus presupuestos sanitarios en salud mental pese a que en los últimos años la asistencia en ese ámbito se ha incrementado.
► Además, la salud mental de las personas trabajadoras, especialmente profesionales sanitarios y socio-sanitarios o trabajadores esenciales, se ha visto muy afectada por las situaciones vividas en la pandemia.
► Por ello, es fundamental aumentar considerablemente la inversión en salud mental y que los riesgos psicosociales de origen laboral sean tenidos en cuenta en el ámbito empresarial, se evalúen y se adopten medidas para reducirlos o eliminarlos.
Cerca de 1000 millones de personas en el mundo viven con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por el consumo nocivo de alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Situaciones que se han visto agravadas por la irrupción de la pandemia de COVID-19, los confinamientos, el miedo al contagio, la no desconexión en el teletrabajo, la incertidumbre ante el futuro o la pérdida de empleo. Estos son algunos de los factores que están influyendo en que se den con mayor frecuencia los riesgos psicosociales en el trabajo y que haya un aumento de las patologías asociadas a estos, como el estrés, la ansiedad, el tecnoestrés…entre otros.
La salud mental de los trabajadores y trabajadoras se han visto seriamente afectada por las situaciones que han vivido debido a la COVID-19. No solo los profesionales sanitarios y socio-sanitarios que se han tenido que enfrentar a situaciones extremadamente difíciles, con altas cargas de trabajo, sometidos a elevadísimos niveles de estrés, además de tener que convivir con el miedo al contagio debido a la falta de equipos de protección individual en los inicios de la pandemia. Si no también podemos poner como ejemplo a los trabajadores y trabajadoras de servicios esenciales; transportistas, trabajadores y trabajadoras del campo, del comercio, trabajadores y trabajadoras de la limpieza, personal de los cuerpos del orden y seguridad del Estado, de emergencias, por enumerar algunos. Muchos de ellos desempeñan trabajos con condiciones precarias y con bajos salarios, y han estado expuestos al riesgo de contagio a lo
largo de la pandemia. Tampoco, debemos olvidar a aquellas personas que han perdido su empleo, viendo amenazada su forma de vida.
Es evidente, que esta situación está y seguirá afectando la salud mental de la clase trabajadora, por lo tanto, es importante que los riesgos psicosociales de origen laboral sean tenidos en cuenta en el ámbito empresarial, se evalúen y se adopten medidas en el seno de las empresas para reducirlos o eliminarlos. Es importante la reparación del daño a la salud mental que han sufrido estas personas, así como evitar que vuelva a suceder, actuando desde una perspectiva preventiva.
Los trastornos relacionados con riesgos psicosociales tienen una alta incidencia en la salud de las personas trabajadoras, como así demuestran, el elevado número de fallecimientos por infartos y derrames cerebrales en el trabajo, primera causa de muerte por accidente durante la jornada laboral en nuestro país.
Aparte de esto, las patologías que causan los riesgos psicosociales apenas tienen reflejo en las cifras de accidentes de trabajo y no se reconocen como enfermedad profesional. Ante este hecho reivindicamos la actualización del listado de enfermedades profesionales español, para que sean incluidas las patologías derivadas de los riesgos psicosociales, siguiendo la estela de la OIT que ya lo recoge en su listado de 2010.
Inversión
De igual forma apoyamos la iniciativa de la Confederación Europea de Sindicatos, que adoptó, en su Comité Ejecutivo, una Resolución sobre acciones para combatir el estrés y eliminar los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo mediante la inclusión de una Directiva de la UE en la agenda política.