La Unión General de Trabajadoras y Trabajadoras exige el cese inmediato del conflicto armado en Sudán e insta a la ONU, a la Unión Europea y al conjunto de la sociedad internacional a buscar una solución pacífica que permita, apoye y proteja la creación de un gobierno civil

La pasada semana se reactivaron las hostilidades en Sudán abocando a un nuevo conflicto bélico en el país. Desde que Sudán del Sur logrará su independencia en 2011 han sido muchas las disputas internas por el poder que se han ido sucediendo, incrementando la más y más la tensión, como se pudo ver en el conflicto de 2019. En medio de una gran crisis social, el ejército sudanés con apoyo del grupo revolucionario y paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) creado para combatir en Sudán del Sur, daba un Golpe de Estado contra Omar al-Basher, quien ostentaba el poder desde hacía más de tres décadas. El golpe triunfó y los protestantes clamaron por el establecimiento de un gobierno popular, lo que en un inició ocurrió con la conformación de un gobierno cívico-militar que en teoría llevaría la transición del país a la democracia. Pero nada más lejos de la realidad: en octubre de 2021, tanto el Ejército Nacional Sudanés y las FAR se alinearon de nuevo para poner fin a las aspiraciones democráticas del pueblo sudanés, dando un nuevo Golpe de Estado e imponiendo una Junta Militar como forma de gobierno.

Así las cosas, el presidente del gobierno, Fattah Al-Burhan, perteneciente al Ejército Nacional y el vicepresidente Hadam Dagalo “Hameti, líder de las FAR, han iniciado un nuevo conflicto armado en búsqueda de tomar el poder. Las consecuencias de estos enfrentamientos ya se han cobrado más de 4000 vidas según organismos oficiales. Las FAR cuentan con el apoyo a través del suministro de armas del grupo paramilitar ruso Wagner (bien conocido en Europa por su participación en la guerra en Ucrania, y que desde hace meses han hecho una apuesta clara por controlar África Central y el Sahel para así utilizar las rutas migratorias contra países europeos, usando la desesperación de miles de personas migrantes que buscan una salida a su infame situación como un arma política). Al mismo tiempo, no se debe olvidar que Sudán cuenta con alguna de las principales minas de oro y suministros de petróleo del mundo, por lo que los intereses económicos de terceras potencias juegan un desgraciado e importante papel en una guerra que desangra al país. 

UGT exige que frente los intereses económicos sobre los bienes propios de los y las sudanesas a las vidas humanas, más de la mitad de las cuáles se encuentra por debajo del umbral de la pobreza en un país extremadamente rico, se priorice la paz. En este sentido, el sindicato, junto a la Confederación Sindical Internacional (CSI), hacen una llamada a la acción de todos los agentes internacionales para frenar de inmediato el clima actual de tensión que, como demuestra la historia de Sudán y de la región con frecuencia se estañan en cruentas guerras en las que las víctimas las pone siempre la población más desfavorecida. 

La Unión Europea debe garantizar que ésta disponga de ayuda inmediata, garantizando corredores humanitarios para todas las personas que huyan de las matanzas y de las catastróficas consecuencias económicas que todos los conflictos conllevan. La única solución posible para Sudán es una paz duradera y el establecimiento de una democracia sustentada por la comunidad internacional. El resto de juegos geopolíticos y estrategias económicas sólo tienen las manos teñidas con la sangre de millares de inocentes.