Hoy, 25 de abril, se celebra el 50º aniversario de la Revolución de los Claveles, la movilización de todos los estamentos de la sociedad portuguesa, incluyendo a la parte progresista de su ejército, que puso fin a cuarenta y ocho años de dictadura fascista en el país vecino y restauró la democracia, inició el desarrollo del país, culminó el proceso de descolonización, erradicó flagrantes injusticias y desigualdades sociales y consagró un régimen de libertad para favorecer la emancipación social y política de las y los trabajadores.  

La Revolución de los Claveles –ansiada por muchas personas que en España tuvieron que esperar “la muerte natural del dictador”- fue un ejemplo de la profunda convicción democrática de casi todos los segmentos sociales del país luso, que con claveles colgados de los fusiles de los militares representaron el pacifismo, la esperanza, y también las aspiraciones democráticas de un pueblo y protagonizaron un cambio pacífico que marcaría profundamente su historia y abriría las puertas a una nueva era de libertad. 

Este 25 de abril, se cumple también el 79º aniversario de la Liberación de Italia de las fuerzas nazis, el derrocamiento del fascismo y el triunfo de la resistencia partisana que daría lugar a la actual república italiana, cuyo nacimiento nace del consenso de todas las fuerzas políticas en su rechazo al fascismo y que prohíbe en su Carta Magna la reconstrucción de ese partido. Más de un millón de italianas e italianos habían muerto durante los años de su dictadura. 

Portugal e Italia se encuentran hoy en momentos muy distintos, pero igualmente decisivos ya que, en ambos países –como en otros muchos del mundo- el fascismo y la ultraderecha avanzan en las urnas en una fatal mezcla de pérdida memoria colectiva y años de políticas regresivas. Partidos que, utilizando los resortes democráticos de los que reniegan, alcanzan significativas cuotas de poder, de hecho, la extrema derecha portuguesa se hacía con el tercer lugar en las elecciones legislativas del pasado mes de marzo, y la neofascista italiana Meloni era elegida presidenta del Consejo de Ministros de Italia en octubre de hace dos años. 

Defender la democracia y los logros conseguidos

Dos países que hoy se enfrentan a futuros inciertos –del avance social del Portugal de los últimos años a una irrelevancia cada vez mayor de la tercera potencia de la Unión Europea- en los aniversarios de las justas y gloriosas Revolución de los Claveles y Liberación de Italia. 

En esta fecha significativa, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores felicita al pueblo portugués e italiano y se suma a sus sindicatos hermanos UGT y CGTP-IN de Portugal y UIL, CGIL y CISL en Italia que celebran hoy estas efemérides y subraya la importancia de ejercer el deber de memoria frente al avance del fascismo organizado y la multiplicación de conflictos bélicos y de regímenes autoritarios en el mundo. 

El sindicato recuerda que el triunfo de la democracia y la libertad, en la que las organizaciones sindicales y las y los sindicalistas fueron actores principales, siguen siendo hoy los mejores antídotos a la victoria de la sinrazón, el odio, la guerra y la injusticia fascista. La mayoría social, que en su ansia por la democracia se enfrentó a los poderosos, tiene la obligación de proteger los logros conseguidos. Ninguna manifestación -sea cual sea su forma, venga de donde venga- que altere lo legítimamente logrado, es aceptable. Sirva la memoria de las victorias que hoy celebramos como acicate del presente.